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La corriente del fuego de la unidad interna
Oh bien nacido, escucha con atención:
Estás fluyendo hacia fuera y hacia dentro de la fluida unidad de la vida
El éxtasis del fuego orgánico te abrasa todas las células
Las duras, secas, frágiles cascadas de tu ego están lavándose en el infinito mar de creaciones
Fluye con ella
Siente el pulso del corazón del sol
No temas el éxtasis
No resistas la corriente
Recuerda, todo el exultante poder viene de dentro
Confía en la fuerza marea arrastrándote dentro de la unidad con todas las formas vivientes
Deja que tu corazón estalle en el amor por toda la vida
Deja que tu sangre caliente chorree hacia fuera dentro del océano de toda la vida
No estés atado al poder estático
El viene de ti.
Déjalo fluir
No Intentes apresar tus viejos temores corporales.
Deja que tu cuerpo se funda con el flujo caliente.
Deja que tus raíces se sumerjan dentro del cuerpo de la vida caliente.
Flota en el mar del Arco Iris


Un día Hermes se quedó dormido después de reflexionar sobre el origen de las cosas. Una pesada torpeza se apoderó de su cuerpo, pero a medida que su cuerpo se embotaba, sin forma determinada, le llamaba por su nombre -¿quien eres?- dijo Hermes asustado –Soy Osiris- la inteligencia soberana y puedo revelarte todas las cosas. -¿Que deseas? – Deseo contemplar la fuente de los seres, ¡OH Divino Osiris! y conocer a Dios. -Quedarás satisfecho.- En ese momento Hermes se sintió inundado por una luz deliciosa, en sus ondas diáfanas pasaban las formas encantadoras de todos los seres. Pero de repente, espantosas tinieblas en forma sinuosa descendieron sobre él. Hermes quedó sumergido en un caos húmedo de humo y de un lúgubre zumbido. Entonces una voz se elevó del abismo. Era el grito de la luz, seguida de un fuego sutil salió de las húmedas profundidades y alcanzó las alturas etéreas. Hermes subió y volvió a ver en los espacios. El caos se dejaba en el abismo; coros de astros se esparcían sobre su cabeza y la voz de la luz llenaba el infinito.
-¿Has comprendido lo que has visto?- dijo Osiris a Hermes encadenado en su sueño y suspendido entre tierra y cielo –No-_ dijo Hermes. -Bueno vas a saberlo. Acabas de ver lo que es dado desde la eternidad. La luz que has visto al principio es la inteligencia divina que contiene todas las cosas en potencia y encierra los modelos de todos los seres. Las tinieblas en que has sido sumergido en seguida, son el mundo material en que viven los hombres de la tierra; el fuego que has visto brotar de las profundidades es el Verbo Divino. Dios es el Padre, el Verbo es el hijo, su unión es la vida....- -¿Que sentido maravilloso se ha abierto en mi? – Dijo Hermes- Ya no veo con los ojos del cuerpo, sino con los del espíritu. ¿Cómo ocurre eso? -Hijo de la tierra- respondió Osiris, es porque el Verbo está en ti, lo que en ti oye, ve y obra es el Verbo mismo, el fuego sagrado, la palabra creadora. Puesto que es así –dijo Hermes- hazme ver la vida de los mundos, el camino de las almas, de donde viene el hombre y adonde vuelve.


Treinta radios convergen en el centro de una rueda,
pero es su vacío lo que hace útil al carro.
Se moldea la arcilla para hacer la vasija,
pero de su vacío depende el uso de la vasija.
Se abren puertas y ventanas en los muros de una casa,
y es el vacío lo que permite habitarla.
En el ser centramos nuestro interés,
pero del no-ser depende la utilidad.

TAO TE KING - Lao Tse